Casi toda mi vida he practicado deportes.
Fueron, y son, una parte fundamental de mi vida, no sólo por temas de salud sino por las relaciones y el carácter que desarrollé al practicarlos. Ya escribí anteriormente sobre mi experiencia con otros deportes (con el fútbol y el boxeo), pero si hubo una disciplina que tuvo un impacto enorme en mi vida, fue el rugby.
Digo fue por que, por temas de la vida y con mucha tristeza, dejé de practicarlo hace muchos años. Pese a ello, el rugby fue el primer deporte que me enamoró por completo.
Mi primer contacto con él fue cuando tenía 11 años. Chus, un compañero del colegio, me invitó a conocer su club en las afueras de Madrid. En ese momento, tal vez por miedo o vergüenza, le dije que no. Él siguió insistiendo y me convenció, como mínimo, de enseñarme a jugarlo en un parque cerca de su casa. Me encantó. Pocos meses después me mudaría a Buenos Aires, y le prometí a Chus que lo primero que haría sería apuntarme a un club de rugby.
Cumplí mi palabra. Al tiempo de comenzar el colegio en Argentina, me apunté en el Delta Rugby Club. Podría hablar por horas sobre este deporte, pero eso no sería interesante para la mayoría de ustedes, mis queridos lectores, por lo que voy a resumir, en 5 principios las enseñanzas más valiosas que me dejó el rugby.
#1. El respeto ante todo
Este es, en teoría, el principio más importante del rugby. Pero como todo en la vida, en la práctica es disputable. Han habido muchas ocasiones, especialmente en Argentina, donde algunos rugbiers han olvidado esto por completo, tanto dentro como fuera de la cancha. Habiendo dicho esto, cualquiera que haya jugado el deporte puede asegurar que, al compararlo con otros, el rugby tiene el respeto muy por encima de los demás.
Este respeto se traslada al reglamento, al árbitro, al equipo rival, y a tus propios compañeros. Está prohibido, además de muy mal visto, que cualquier jugador que no sea el capitán se dirija al referee, a menos de haber sido llamado previamente. Es decir, a diferencia de lo que se acostumbra a ver en el fútbol, muy rara vez verás un jugador reclamando una jugada, gritando, y mucho menos insultando a un árbitro o un rival.
Se respeta la jerarquía de equipo, y se mantienen las formas en todo momento. Cualquier reclamo pasa por el capitán, quien tiene la responsabilidad de mantener el orden del equipo. Cuando sí se habla con el árbitro, es casi cómico ver como unos monstruos de 2 metros y 120 kg hablan con reverencia hacia el colegiado, que suele ser la mitad de su tamaño.
Hay un dicho muy famoso sobre el rugby con el que estoy - parcialmente - de acuerdo. Dice así,
El rugby es un deporte de salvajes jugado por caballeros, mientras el fútbol es un deporte de caballeros jugado por salvajes.
Considero que la importancia que se le da al respeto, cosa que no se ve en el balompié, confirma hasta un punto, este dicho.
También pienso que, si en nuestro día a día nos adhiriéramos con mayor frecuencia a este principio, esto es, el respeto por los demás y sus proyectos de vida, viviríamos con mucho menos conflicto.
#2. El Trabajo en equipo
Otro aspecto que diferencia a este deporte de los demás, es la dinámica del trabajo en equipo. Hay muchos deportes de equipo, pero no en todos ellos se juega en equipo.
Me explico. En el rugby todos los jugadores atacan y todos defienden. Existen roles definidos según la posición, pero todos ellos corren, tacklean, pasan la pelota, avanzan y retroceden. En el fútbol (no es una crítica, me encanta, pero es el deporte de referencia), el delantero ataca, el defensor defiende, y el mediocampista organiza el juego. En el rugby, tanto los forwards, como los backs atacan y defienden en coordinación.
Otro dicho que circulaba mucho por los clubes decía que, con cualquiera que compartieras camiseta en un partido, forjarías un vínculo especial para toda la vida. No sé si sea cierto, y la verdad es que no he vuelto a ver a ninguno de mis compañeros. No obstante, me parece una idea muy bonita, y en el sentido más literal, nada cambia el hecho de que hemos vivido una experiencia única y valiosa.
Si trasladáramos esta idea a otros ambientes, como puede ser el laboral o el familiar, lograríamos nuestros objetivos con más facilidad, y llevaríamos los malos ratos con mayor fortaleza. De eso se trata el rugby, cada uno cumple su rol, pero todos empujamos para el mismo lado.
#3. Lo que pasa en la cancha, queda en la cancha
Considero que este punto tiene mucha relación con el primero sobre el respeto, con pequeñas pero importantes diferencias.
El rugby es, sin lugar a dudas, un deporte violento. Hay golpes fuertes, muchas lesiones, se miden fuerzas físicas y mentales, y pueden haber consecuencias a largo plazo. Con todo aquello, cuando suena el silbato final, es costumbre que todos los jugadores se saluden y feliciten. Acto seguido, viene lo más especial: el tercer tiempo.
Para los que desconocen, el tercer tiempo suele ser después de cada partido, cuando ambos equipos, junto a entrenadores, y según el nivel - profesional o amateur -, aficionados; comparten una comida todos juntos. Se ríen, conversan y beben. No suelen haber peleas o provocaciones innecesarias, más allá de las comunes, manteniendo el espíritu deportivo.
Hasta donde yo sé, no hay muchos ámbitos donde grupos de personas se enfrenten de manera violenta, y luego compartan un buen rato pacíficamente.
#4. El rugby es inclusivo
Cómo mencioné anteriormente, cada jugador cumple un rol según su posición. Esto quiere decir que el rugby es un deporte inclusivo. No inclusivo en el sentido que se suele utilizar hoy, hablando de géneros, razas o demás etiquetas arbitrarias y mayormente irrelevantes. Sino inclusivo para todo tipo de cuerpos, estilos y habilidades. Hay posiciones, como los pilares, donde los jugadores necesitan ser grandes y corpulentos. Lo que llamaríamos normalmente “gordos”. Su posición requiere que tengan un gran tamaño para sostenerse en el scrum, o para ir al contacto en cortas distancias. En otros deportes, personas con estas características físicas, no serían siquiera tomadas en cuenta.
En contraste, los medio-scrum, suelen ser jugadores de estatura pequeña y de un porte más bien delgado. Su rol está orientado a organizar el juego y mantener el control de la pelota. O los segunda-líneas, que son personas muy altas ya que tienen que saltar a disputar la pelota cuando hay un line-out (saque de banda). Y así existen 15 posiciones, cada una con sus requerimientos específicos.
En el rugby se parte de la idea de que cada uno tiene algo que aportar. Ya sean los gordos, los flacos, los altos, los bajos, los lentos o los rápidos, todos tienen su lugar porque lo más importante a la hora de jugar es su actitud y su carácter. No importa el cómo se vean o cuanto pesen, sino su disposición para cumplir su función y sacar el equipo adelante.
#5. Bonus: “Se deja todo en la cancha, nos queda la vida para descansar”
Este último no es necesariamente parte del deporte en sí, pero considero que es muy útil para la vida en general. Es una frase que nos regaló un entrenador en el entretiempo de un partido donde íbamos perdiendo y los ánimos estaban por el suelo. Volvimos a la cancha con energías renovadas, y si bien creo recordar que perdimos el partido, salimos satisfechos por haber hecho todo el esfuerzo que pudimos.
En ciertos puntos de nuestras vidas, se ponen muchas cosas en juego, como al conseguir un trabajo importante, durante una relación pasando por un mal momento, cuando tenemos un familiar enfermo, o si sufrimos una pérdida. Es muy normal sentirse sobrepasado por estas circunstancias, y eso puede llevar a la parálisis, la inacción o incluso la rendición total.
Por eso, estos son los momentos en los que tenemos el poder, y la responsabilidad, de actuar “dejando todo en la cancha”. Las cosas pasan y el tiempo cura las heridas, pero la oportunidad de dar lo mejor es una sola. Debemos hacer nuestro mayor esfuerzo. Luego tendremos tiempo de descansar.
Hacer este repaso fue un ejercicio muy bonito para mí. El rugby fue, durante todos mis años formativos, una parte central de mi vida. Mis amigos, mis intereses, y buena parte de mi identidad giraban en torno a las tardes en el club entrenando, jugando, o simplemente pasando el rato con mis compañeros. El paso del tiempo me hizo olvidar muchas de las cosas que hicieron esta etapa tan especial, y esta newsletter me dio una chance de revisitarlos.
Espero que les haya gustado.
Hasta la próxima,
Lucas.
Hermoso deporte! Me hubiese encantado practicarlo.